Querido alumno: e-comunicate

“Parecen ofuscarse los horizontes éticos de la ciencia médica, que corre el riesgo de olvidar que su vocación es servir a cada hombre y a todo el hombre”

Durante las últimas semanas han surgido diferentes movimientos en las redes sociales, internet, etc etc… que me han hecho reflexionar sobre uno de los retos que nos presenta hoy la sociedad a la enfermería, y es no dejar de ser fuente de “orientación” a la información para nuestros pacientes. Y digo que es un reto porque, queramos o no, los e-pacientes han llegado, y todo aquel profesional que decida que “esto no es para mí” está quedándose en el lado oscuro de la brecha digital.

Es una realidad que las nuevas tecnologías, internet, las redes sociales, son cada vez más, un elemento de información del paciente. Lógico teniendo en cuenta la rapidez y accesibilidad que presenta internet en contra de la que muchas veces presentamos los profesionales de la salud.

Este fenómeno permite, en cierta medida, un empoderamiento del paciente, que preocupado por resolver un problema concreto de salud, ve la posibilidad de interactuar con otras personas que padecen su misma enfermedad, ve que puede leer opiniones en blogs, foros y comunicarse con profesionales activos en internet.

Este papel “ACTIVO” del paciente, según palabras de Luis Arantón [@LuisAranton] (y respaldado por otros estudios), “aumenta sus hábitos saludables y una mayor adhesión al tratamiento; asumiendo mejor la enfermedad, conociendo y entendiendo mejor la necesidad de seguir las pautas clínicas y de mantener una actitud positiva que redundará en un mejor control del problema, pero sobre todo mejorando su bienestar”.

El problema ante esta nueva dimensión de aporte de información es que muchas veces nos encontramos con profesionales reticentes al cambio, principalmente por un miedo a la desprofesionalización. Hace poco leía un tweet muy crítico que decía lo siguiente:

Claramente, cuando uno lee el título del artículo, ve que los tiros no van por ahí. Ese miedo a ser sustituidos es lo que provoca que muchos no sean capaces de abrir los ojos a lo que ya está sucediendo.

Es cierto que algunos usuarios siguen prefiriendo confiar plenamente en la opinión del profesional responsable de su salud, y no hay nada de malo en eso, pero esa parte de la población, cada vez es menor, y hay que ser conscientes de ello. Este hecho suele ir unido a una analfabetización informática en esa población, por lo que habría que plantearse: si se ha demostrado que el empoderamiento del paciente mejora su bienestar, y el acceso a la información mejora el empoderamiento… ¿no deberíamos los profesionales de la salud ayudar a los pacientes a acceder a la información?¿Es suficiente y adecuada la información que los pacientes obtienen de internet?

Frente a estas preguntas, una rápida respuesta. Si entras en Google y tecleas “Dolor de cabeza”, obtienes un primer resultado de medline, los otros 8 siguiente son blogs, remedios caseros y página sin rigor científico. Si utilizamos Google trends para ver cuáles son las palabras relacionadas con “dolor” encontramos en primer lugar “oído” y en segundo “remedios caseros”. Es preocupante esta necesidad de usuarios a encontrar remedios fuera de su médico o enfermera para paliar su dolor.

Preocupante porque la información que se encuentra en internet no es siempre fiable. Tras la evaluación de varios estudios de resultados de páginas de internet como Google y Yahoo, el resultado fue que solo un 7% de las páginas seleccionadas cumplían los criterios conocidos como JAMA benchmark y ninguna de las páginas presenta la máxima puntuación en el instrumento DISCERN. Por lo tanto, podemos hablar de un problema grave para la población que algunos autores han bautizado como INFOXICACIÓN.

Por lo tanto, si sabemos que el paciente va a hacer uso de internet, no sólo debemos emprender acciones terapéuticas, sino que nuestro camino también debe ser informar al paciente de cuáles son las fuentes fiables que pueden mejorar su conocimiento.

Muchas veces son los propios pacientes los que demandan esta implicación del profesional (hasta un 73% lo desea) y un 72% desearía que su médico gestionase un blog o página web con información. El profesional debe plantearse la posibilidad de “RECETAR WEBS y APPS” dependiendo de qué tipo de paciente tenemos delante:

(1) Los que están bien y sus Cuidadores (“Los Sanos”)

(2) Los que se enfrentan a Nuevos Retos Médicos y sus Cuidadores (“Los Agudos”)

(3) Los que tienen enfermedades Crónicas pero estables y sus Cuidadores (“Los Crónicos”)

Varias iniciativas han surgido desde esta perspectiva, como por ejemplo la web a nivel europeo “My Health Apps”, la reciente #FFpaciente, #tereceto1link o los #Sherpas20. Respuestas claras de profesionales que han sido capaces de ver esta necesidad en la sociedad.

Ahora sólo queda preguntar… y tú y yo, ¿cómo colaboramos para empoderar al paciente?


Referencias:

Abt A, Pablo S, Serrano P, Fernández E, Martín R. Necesidades de información y uso de Internet en pacientes con cáncer de mama en España. Gac Sanit. 2013; 27(3): 241-247

Navas-Martín MA, Albornos-Muñoz L, Ecandell-García C. Acceso a fuentes de información sobre salud en España: cómo combatir la inofxicación. Enferm Clín. 2012; 22(3): 154-158

Arantón L. Prescribir Links y Apps para empoderar a los pacientes. Enferm Dermatol. 2014; 8(22): 44-49

Fernández-Salazar S, Ramos-Morcillo AJ. Prescripción de links y de aplicaciones móviles fiables y seguras, ¿estamos preparados para este nuevo reto?. Evicentia. 2013; 10(42). Disponible en http://www.index-f.com/evidentia/n42/ev4200.php

Grupo Meranini. Informe #sherpas20. Juntos contra el aislamiento digital. 2014. Disponible en http://www.contraelaislamientodigital.com

Román, G. Las páginas web de información sanitaria: Criterios de calidad y potencial de empoderamiento del paciente. 2014. Trabajo fin de Máster. Facultad de Economía y empresa. Universidad de Oviedo.

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